” Como a afectado tu vida espiritual el donar económicamente?”
Desde una antropologÃa bÃblico – teológica, el ser humano es una realidad holÃstica compuesta por cuerpo, alma y espÃritu(1 Ts 5,23), la unidad de estos elementos conforman al ser humano y es difÃcil además de imposible separarlos, o sea, que no podrÃamos decir; Lo que hace alguna parte de mi cuerpo, por ejemplo la mano, es algo separado de mi mente o de mis deseos. En el universo, la naturaleza y en la sociedad, todo está en conectado, lo que hacemos, pequeño o grande, bueno o malo, sea en el espacio privado o en la vida pública afecta a los demás. Por consiguiente en una primera aproximación a la respuesta de la pregunta inicial podrÃa decir que mis donaciones económicas a la Iglesia, a las campañas de apoyo en favor de los necesitados, o el apoyo a mis familiares en necesidad están en una relación directamente proporcional a mi crecimiento espiritual, asà como la falta de ellas afectara el estancamiento en mi vida espiritual y humana.
Las congregaciones cristianas de cualquier latitud geográfica, étnica o nivel socio-económico se enfrentan ante esta misma constante, que parece ser una ley del crecimiento espiritual y comunitario, que Jesús mismo formula en la siguiente frase:
“Dad y se os dará”. Desde mi experiencia puedo decir que he experimentado la bendición de dar todas mis ganancias a la comunidad en las primeras etapas de mi vida espiritual siendo soltero, es decir, sin estar casado. Después de pasar a la etapa de matrimonio y tener la bendición de dos hijas, he cambiado mi patrón de ofrenda económica, ya no ofrendo todo, sino solo una parte que sea significativa, pues es obvio que Dios me pide nutrir y educar a mi familia, es decir mi esposa e hijas. Esta etapa de matrimonio también me ha hecho madurar como persona en otros ángulos de la realidad humana y espiritual, que son dos realidades que están Ãntimamente relacionadas. Finalmente el dar económicamente es una realidad que no he terminado de aprender y que siempre me desafÃa a salir de mi “zona de confort” para ir a los demás en necesidad. Desde mi experiencia de servir en una congregación latina, ha sido también una tarea desafiante enseñar y dar testimonio de ofrendar, pues muchos latinos han desarrollado su vida espiritual con un bajo aprecio por ofrendar económicamente a la iglesia, pero a veces siendo más generosos para ayudar a las personas y familiares en necesidad.
Rev. Alberto Moreno